martes, 2 de abril de 2013

AGUA PADRE AGUA..

Desde hace varios siglos los pueblos cristianos han procesionado Imágenes y lanzado al cielo plegarias pidiendo la lluvia. A veces me pregunto si con tanta Fe rezaron aquellos hermanos nuestros ya que hace mucho que no sufrimos una sequía, que impida que nuestros campos no crezcan o que podamos acceder siempre que queramos a beber agua. Pero la memoria parece ser que es la más frágil de las partes de nuestro cuerpo, cosa poco razonable para uno que quiera ser cristiano,  y se nos olvida que el agua es fuente de vida, hundió los carros del faraón liberando al pueblo de Dios, Israel o el Bautismo que nos purifica de nuestro pecado original y nos abre la puerta a formar parte de la Iglesia.

Esta Semana Santa al igual que varias de la última década, ha estado marcada por la lluvia. No son pocos los que se preguntan si en la Tierra estaremos haciendo algo mal como para que nos llueva una Semana Santa tras otra, pero no creo que ese sea el baremo, la lluvia. Que el ser humano ha aparcado a Dios es un hecho a ojo de buen cubero, solo con mirar el mundo que nos rodea nos sorprenderíamos de las cosas que hacemos fuera del Amor de Dios. Y si tenemos el don de ser humildes mirar nuestra vida, seguro que mas una zancadilla le dejamos a Jesucristo para que no cambie nuestra vida, así difícilmente podremos ser cristianos y ver el amor que Dios nos tiene, El siempre Misericordioso, nos espera con los brazos abiertos a que decidamos dejarnos amar por El.

Volviendo al tema acuático, cada hermandad tiene su manera de hacer las cosas: unos deciden no salir, otros arriesgarse, otros volverse...variedad de decisiones, no menos que de opiniones.
Pero en algo deberían estar de acuerdo todos: pasará lo que Dios quiera, y si Dios es la luz de tu vida, serás feliz, salga o no tu cofradía, obviando que la estación de penitencia se puede realizar dentro del templo.
A todo cristiano, el que no salga una procesión le produce un sentimiento de tristeza, cuando de ese sentimiento pasamos al lamento, al cabreo, a la indignación, es señal de que algo no está funcionando en las hermandades.
Yo sinceramente soy de los que mientras el cielo lo permita salir a la calle, eso si, en el momento que se tornen las primeras gotas desestimar cualquier posibilidad de realizar estación de penitencia en la calle. Las procesiones se engalanan con una solemnidad que también deben trasmitir en su forma de discurrir. Muchas veces el chaparrón es imprevisible o "recortable" ya sea porque la hermandad salió sin agua y se volvió con ella, o ya sea por que ante la amenaza decidió acortar su recorrido.
A fin de cuentas lo del cielo solo se conoce desde el Cielo, y estos últimos años están permitiendo a las hermandades la posibilidad de realizar en el templo la estación de penitencia con lo que se le regala a los hermanos la posibilidad de orar, un regalo al alcance de todos y muy olvidado por tantos. Ahora es el momento de reflexionar y replantearse el devenir de cada hermandad, donde está y hacia donde se dirige, si se busca una cantidad de hermanos o la formación necesaria para quienes no la tengan, discrepo profundamente con aquellos que piensan que las procesiones evangelizan, lo harán el día que vean el Amor de Dios en sus vidas, mientras tanto seguramente seguiremos mirando al cielo o para ver llover o para pedir que no llueva.

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