lunes, 24 de marzo de 2014

Hacia dónde van nuestras hermandades

Seguramente todos sepamos de donde viene nuestro amor y devoción a una hermandad: tradición familiar, imágenes que llaman nuestra atención o alguna promesa fervorosa. Todos sabemos o creemos saber por qué estamos en una hermandad, si bien es cierto que es Dios quien nos elige, pero pocos se preguntan hacia donde vamos los cofrades en el devenir de nuestras cofradías.
Las Hermandades y cofradías nacen entorno a la vida parroquial como una respuesta de amor a las necesidades materiales y espirituales de aquellos que en sus vidas presentan más carencias. No tendrían sentido las hermandades si su solo fin fuese procesionar una imágen en Semana Santa o día onomástico, sin llevar el acompañamiento de la evangelización.
Perder esta esencia nos hace estar lejos del fin último: acercar a Jesucristo al prójimo.
Sale de cuentas cada año la hermandad a la que cada uno pertencemos, y no nos preguntamos qué hemos hecho, qué se ha hecho, y qué vamos hacer.
Sin la alegría del Evangelio como bien dice el Papa Francisco, que mas da los enseres que tenga una hermandad, que música suene, o quíen esté bajo un paso o cubrerrostros. Vanidad, si todo lo basamos en esto, vanidad si no sabemos a lo que vamos. Vanidad, si pasa el año y no hemos dado testimonio con nuestra vida y obras. Desde el momento que se pierde la obra de caridad de una hermandad, el demonio comienza a rondar por ésta.
Las hermandades primeramente deben estar en comunión con la Santa Madre Iglesia, cualquier pensamiento de que esto no es necesario es un adelanto del fracaso mas absoluto de una hermandad. Después debe de tener una formación continuada para todos los hermanos y cofrades, anteriormente esto no era necesario pero cada día nos encontramos con una sociedad mas laica y con menos conocimiento de su propia fe. No se puede olvidar la obra de caridad, destinar mayoritariamente los ingresos de una hermandad a enseres, flores y música ya dice mucho de la ceguera que sufren sus hermanos al no ver que al lado está la necesidad, la de vecinos, la propia Iglesia y sus parroquianos. Ayudar es esencial, tanto o mas como hacerlo de manera individual y secreta, esto para un cristiano es casi vital.
Por tanto reflexionemos siendo objetivamente cristianos y sinceramente, contestemonos si   nuestra hermandad está en comunión con la Iglesia. No son obligaciones adquiridas, son acciones de una forma de vida, ser cofrade, pero ante todo ser cristiano

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